Unión se enfrenta al peor rival: el dolor.
Después de la tragedia, el equipo de Pacheco busca respuestas anímicas.
La palabra que más eco hace en las cabezas de los jugadores de Unión de Allen no es "relevo", "cobertura" o "proyección". No tiene nada que ver con lo táctico. Tampoco con el rival del domingo, cuando se jugarán la clasificación a la segunda ronda del Torneo del Interior en Plaza Huincul. El término que más les suena es "disociación".
Ninguno de los que está sentado en el banco de suplentes, escapados de un sol abrasador, pensó en ser parte de una terapia de grupo, al menos por esta época. Pero el plantel conoció de cerca la tragedia y ahora sus integrantes saben que sólo podrán seguir adelante en la competencia federal si consiguen disociar, "olvidar" la muerte de su amigo Carlos Valenzuela durante 90 minutos, y concentrarse en lo que deben hacer en la cancha.
Las sensaciones son tantas que la mayoría no logra metabolizar el hecho. El domingo pasado, el partido con Maronese terminó pasadas las 20, varios de los jugadores arreglaron para ir a la Fiesta de la Manzana –actuaban Calle 13 y Molotov– y un rato después la noticia era la peor: Ramiro Montivero (manejaba), Martín Sánchez y el “Enano” Valenzuela habían tenido un accidente y la EcoSport en la que viajaban se hundía de cabeza en un canal. Los dos primeros escaparon de la muerte. Valenzuela no.
El capitán Nicolás Calanni y el marcador central Daniel Lovaiza esperaban a sus amigos esa noche. Sólo recuerdan cómo recibieron la noticia. Y que corrieron para seguir el rescate. Espectadores de un tétrico desenlace. Lo único que se impone en medio de esta nebulosa es que a todos ellos los unió el fútbol. Y que debe ser el fútbol el salvavidas que los lleve hasta la isla más cercana.
"Yo creo que sí, que el fútbol nos tiene que sacar adelante. Ramiro está muy mal, se siente culpable, pero tiene que volver a jugar, a sentirse bien en una cancha. Incluso eso es lo que le dijo la psicóloga", dice Calanni.
Para el plantel de Unión, el fútbol ya no es sólo un esférico que rueda en busca de un arco. Tampoco un trabajo más. Hoy es la comunión, el refugio y hasta la única vía para "homenajear" a un muchacho que, según ellos, "era la alegría del grupo". El fútbol como la esencia de todo. El fútbol para olvidar recordando.
"Éste es un golpe muy duro, que seguramente va a costar mucho superarlo, pero a la vez es lo que nos tiene que dar la fuerza para conseguir nuestro objetivo y el del Enano: ascender. Lo tenemos que lograr no sólo por nosotros, sino también por él", plantea el técnico Fabián Pacheco, ya incorporado definitivamente a la familia de Unión.
¿Cómo salir a la cancha después de un momento así? Pacheco no presiona a nadie, respeta los momentos de cada uno. Y a la vez confía ciegamente en el plantel porque la táctica ya está incorporada. Ahora es tiempo de recuperar la parte anímica.
Y en eso está trabajando la dirigencia, el DT y hasta el propio Luis "Chiqui" Valdés, integrante del plantel hasta hace muy poco tiempo, quien desde su lugar de operador de salud mental aporta su granito de arena para sacar al grupo adelante.
"Los muchachos deben disociar, separar, el fútbol del duelo por la muerte del amigo. Que la tragedia, de alguna forma, no debe interferir en el objetivo. Creo que más que el fútbol, lo que sacará adelante a este plantel es el vestuario. Es ahí donde la palabra debe circular, donde hay que comunicarse, donde se conoce al compañero. Es ahí donde se forjan los éxitos y fracasos. Y la gran ventaja de Unión es que los compañeros se escuchan y se contienen", explica por teléfono Chiqui Valdés.
El ahora ex jugador cuenta que básicamente la técnica para conseguir la disociación se basa en la palabra. "Ellos tienen que conseguir poner el dolor en palabras. El grupo necesita desahogarse, porque lo que más nos afecta en estos casos es no lograr despedirnos de la persona querida. Por eso hay que homenajearlo ganando. Sería la mejor despedida".
Todos sintieron, en mayor o menor medida, que el piso se les movía debajo de los pies al enterarse de la tragedia. "La vida del plantel se desestabilizó. Ahora el fútbol debe ser el disparador para proyectar y superarse. Esa es una de las cosas excepcionales que tiene este deporte: que forja grupos humanos que tanto cuesta conseguir en nuestra cotidianidad. Y esos grupos nos sacan a flote, nos contienen", dice Chiqui.
A ellos les da gracia repetir la palabra "disociación", aunque lo hacen con la seriedad de aquellos que se enfrentan a una tarea titánica. "No será sencillo sin él, porque era el que imponía el humor y el ánimo del grupo", insiste Lovaiza. Desde ya, el recuerdo y el homenaje se mantendrán indelebles. El fútbol se encargará de sacarlos adelante.
joaquín peralta
jperalta@rionegro.com.ar
sebastián busader
sbusader@rionegro.com.ar
FUENTE: DIARIO RIO NEGRO - 19/02/2010.
Después de la tragedia, el equipo de Pacheco busca respuestas anímicas.
La palabra que más eco hace en las cabezas de los jugadores de Unión de Allen no es "relevo", "cobertura" o "proyección". No tiene nada que ver con lo táctico. Tampoco con el rival del domingo, cuando se jugarán la clasificación a la segunda ronda del Torneo del Interior en Plaza Huincul. El término que más les suena es "disociación".
Ninguno de los que está sentado en el banco de suplentes, escapados de un sol abrasador, pensó en ser parte de una terapia de grupo, al menos por esta época. Pero el plantel conoció de cerca la tragedia y ahora sus integrantes saben que sólo podrán seguir adelante en la competencia federal si consiguen disociar, "olvidar" la muerte de su amigo Carlos Valenzuela durante 90 minutos, y concentrarse en lo que deben hacer en la cancha.
Las sensaciones son tantas que la mayoría no logra metabolizar el hecho. El domingo pasado, el partido con Maronese terminó pasadas las 20, varios de los jugadores arreglaron para ir a la Fiesta de la Manzana –actuaban Calle 13 y Molotov– y un rato después la noticia era la peor: Ramiro Montivero (manejaba), Martín Sánchez y el “Enano” Valenzuela habían tenido un accidente y la EcoSport en la que viajaban se hundía de cabeza en un canal. Los dos primeros escaparon de la muerte. Valenzuela no.
El capitán Nicolás Calanni y el marcador central Daniel Lovaiza esperaban a sus amigos esa noche. Sólo recuerdan cómo recibieron la noticia. Y que corrieron para seguir el rescate. Espectadores de un tétrico desenlace. Lo único que se impone en medio de esta nebulosa es que a todos ellos los unió el fútbol. Y que debe ser el fútbol el salvavidas que los lleve hasta la isla más cercana.
"Yo creo que sí, que el fútbol nos tiene que sacar adelante. Ramiro está muy mal, se siente culpable, pero tiene que volver a jugar, a sentirse bien en una cancha. Incluso eso es lo que le dijo la psicóloga", dice Calanni.
Para el plantel de Unión, el fútbol ya no es sólo un esférico que rueda en busca de un arco. Tampoco un trabajo más. Hoy es la comunión, el refugio y hasta la única vía para "homenajear" a un muchacho que, según ellos, "era la alegría del grupo". El fútbol como la esencia de todo. El fútbol para olvidar recordando.
"Éste es un golpe muy duro, que seguramente va a costar mucho superarlo, pero a la vez es lo que nos tiene que dar la fuerza para conseguir nuestro objetivo y el del Enano: ascender. Lo tenemos que lograr no sólo por nosotros, sino también por él", plantea el técnico Fabián Pacheco, ya incorporado definitivamente a la familia de Unión.
¿Cómo salir a la cancha después de un momento así? Pacheco no presiona a nadie, respeta los momentos de cada uno. Y a la vez confía ciegamente en el plantel porque la táctica ya está incorporada. Ahora es tiempo de recuperar la parte anímica.
Y en eso está trabajando la dirigencia, el DT y hasta el propio Luis "Chiqui" Valdés, integrante del plantel hasta hace muy poco tiempo, quien desde su lugar de operador de salud mental aporta su granito de arena para sacar al grupo adelante.
"Los muchachos deben disociar, separar, el fútbol del duelo por la muerte del amigo. Que la tragedia, de alguna forma, no debe interferir en el objetivo. Creo que más que el fútbol, lo que sacará adelante a este plantel es el vestuario. Es ahí donde la palabra debe circular, donde hay que comunicarse, donde se conoce al compañero. Es ahí donde se forjan los éxitos y fracasos. Y la gran ventaja de Unión es que los compañeros se escuchan y se contienen", explica por teléfono Chiqui Valdés.
El ahora ex jugador cuenta que básicamente la técnica para conseguir la disociación se basa en la palabra. "Ellos tienen que conseguir poner el dolor en palabras. El grupo necesita desahogarse, porque lo que más nos afecta en estos casos es no lograr despedirnos de la persona querida. Por eso hay que homenajearlo ganando. Sería la mejor despedida".
Todos sintieron, en mayor o menor medida, que el piso se les movía debajo de los pies al enterarse de la tragedia. "La vida del plantel se desestabilizó. Ahora el fútbol debe ser el disparador para proyectar y superarse. Esa es una de las cosas excepcionales que tiene este deporte: que forja grupos humanos que tanto cuesta conseguir en nuestra cotidianidad. Y esos grupos nos sacan a flote, nos contienen", dice Chiqui.
A ellos les da gracia repetir la palabra "disociación", aunque lo hacen con la seriedad de aquellos que se enfrentan a una tarea titánica. "No será sencillo sin él, porque era el que imponía el humor y el ánimo del grupo", insiste Lovaiza. Desde ya, el recuerdo y el homenaje se mantendrán indelebles. El fútbol se encargará de sacarlos adelante.
joaquín peralta
jperalta@rionegro.com.ar
sebastián busader
sbusader@rionegro.com.ar
FUENTE: DIARIO RIO NEGRO - 19/02/2010.
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